Existen dos tipos de mujeres según mi opinión, las que ven por primera vez una prueba de embarazo que sale positiva, y piensan, oh, llegó la hora de ser mamá, lo que siempre había deseado, sé exactamente lo que va a ocurrir…, y otras mujeres que cuando ven ese test positivo, dicen, ¡oh dios mío!, y ahora ¿qué?, ¿qué hago?, ¿qué me espera ahora?, ¿estoy preparada para lo que viene?…
En ambos casos, estos dos tipos de mujeres van a requerir de las mismas pautas sanitarias, alimenticias y de actividad física, en
principio. Pero como siempre solemos decir, cada persona es un mundo, es decir, es diferente, y en el caso de un embarazo también lo es. Por ello, lo primero es averiguar qué tipo de embarazo será el tuyo…, ¿será activo?, ¿tendrás que guardar reposo?, ¿necesitarás ayuda?, todas estas preguntas entre otras miles de ellas, son las que pasan por la cabeza de una mujer que se queda embarazada por primera vez.

Lo importante en todos los casos, y sobre todo en la materia de la que somos especialistas, es cómo afectará a nuestra actividad física el hecho de estar embarazadas. Cómo cambiará nuestro cuerpo durante esas 40 semanas. Y el entrenamiento de nuestro suelo pélvico, será importante, antes, durante y después del embarazo y parto.

Este post, va orientado, sobre todo a aquellas mujeres, deportistas, ya sean de las que entrenan dos veces por semana, cómo las que lo
hacen seis días, todas aquellas, que van a ver afectados sus entrenamientos por el hecho de que un ser vivo va a crecer por primera vez en su interior, y va a someter a sus cuerpos a unos cambios extraordinarios, que han de llevar a buen término su embarazo.
Es muy importante, cómo ya sabe todo el mundo, que las mujeres nos mantengamos activas durante el embarazo, sobre todo, si todo va
correctamente, para poder volver a recuperar el cuerpo que teníamos antes de ese embarazo. Pero en este punto, es donde me gustaría ahondar. Nuestro cuerpo, a nivel fisiológico, cambia mucho durante y después del embarazo y parto, hay cambios, que serán permanentes, y otros que debemos procurar que no lo sean.

¿Qué cambios serán permanentes?, pues ya sabemos que a nivel interno, nuestro cervix, será identificado por nuestr@ ginecólog@ cómo el de una mujer que ha dado a luz, y dependiendo de cómo nos hayamos preocupado por nuestro cuerpo durante el embarazo, los demás cambios, no tienen porque ser permanentes.

El cambio más evidente es el aumento de peso, el cambio de nuestros órganos internos de posición y tamaño, y la tensión a la que se ve sometida nuestra piel, sobre todo a nivel abdominal. A nivel abdominal nuestros músculos, son unos de los más afectados, ya que se verán obligados a deformarse para albergar al ser que crece en nuestro interior. Pero el conjunto muscular más afectado durante y después del embarazo, es el suelo pélvico. Por ello, es tan importante el entrenamiento a ese nivel antes, durante y después del parto.
Lo más importante, en la parte no permanente de los cambios (sobrepeso, falta de fuerza, debilidad en los músculos pélvicos, etc.), es no dejarlo estar demasiado tiempo, ya que un cambio que pudiera ser reversible se convierte en algo permanente debido a la dejadez, falta de motivación, tiempo u otras excusas.
La experiencia, nos ha dado la razón en cuanto a la recuperación de todo el proceso del embarazo y parto (natural o cesárea), ya que el
tiempo corre en nuestra contra y los casos de éxito aumentan de forma directamente proporcional al acortamiento del tiempo en que
la mujer empiece su recuperación después del parto.
Hablemos un poco de la anatomía básica de nuestro suelo pélvico…El suelo pélvico o periné es una estructura formada por un conjunto
óseo, muscular y tejido conectivo, cuyo fin es proporcionar soporte y estabilidad a los órganos pélvicos y abdominales. Constituye la
porción más inferior del abdomen extendiéndose desde el pubis hasta el cóccix y por encima de la fascia inferior del diafragma pélvico, incluyendo todas las estructuras de los triángulos anal y urogenital. Un montón de terminología de unos músculos que deberíamos conocer un poco mejor.
Los órganos pélvicos femeninos pueden dividirse en tres compartimentos: anterior, formado por la vejiga y la uretra; medio, constituido por el útero y vagina; y posterior, donde aparece el recto, conducto anal y el aparato esfinteriano. Se aprecian diferencias morfológicas entre, la edad, con la gestación y el parto. La pelvis femenina cuenta con mayor espacio interior, así como de mayor movilidad en sus articulaciones.
Cómo en anteriores posts, debemos recordar, que siempre es preferible prevenir que curar. Aunque nunca es tarde para empezar a preocuparnos por esta parte tan importante de nuestra anatomía. Los beneficios, son perceptibles siempre que seamos conscientes de que el suelo pélvico, forma parte de nuestro cuerpo, antes, durante y después del embarazo.
Nuestro mensaje final, es que hay que darle importancia al trabajo consciente de nuestro suelo pélvico. Los profesionales de la salud y
el deporte nos ayudan a conseguir las mejorías necesarias para volver a recuperar la funcionalidad de todos los elementos implicados en el embarazo y el parto. Todo es cuestión de voluntad de conseguirlo.